Propósito y Dedicatoria

Este blog es una especie de "colección virtual", ya que en realidad no tengo la mayoría de estas piezas filatélicas. Quiero dedicarlo a dos filatelistas que conocí hace años y que despertaron mi sensibilidad por este tema, aunque no al punto que me llevaran a coleccionarlo. El primero que nombro es el ya fallecido Juan Bosco Oberti (Paysandú 1935-Montevideo 2016), uruguayo, de quien pude ver en una exposición su colección que se titulaba más o menos como este blog. No lo recuerdo con precisión. El otro es Humberto Brumatti, argentino, que coleccionaba motivos uruguayos en la filatelia argentina y motivos argentinos en la filatelia uruguaya. Para ambos este modesto homenaje.

martes, 16 de septiembre de 2014

Francesco de Pinedo, aviador italiano de paso por Montevideo (Paraguay, 1978)


País emisor: Paraguay
Fecha de emisión: 19 de julio de 1978
Motivo de la emisión: el motivo central de esta hojita multi tema es el 50º aniversario de la llegada de Francisco de Pinedo a Asunción desde Montevideo, el 15 de marzo de 1927, como parte de un vuelo transatlántico y panamericano.

Francesco De Pinedo (Nápoles, 16 febrero de 1890 – New York, 3 de setiembre de 1933) fue un aviador y general italiano, pionero de la aviación.

Desde el 17 de febrero al 6 de abril de 1927 realizó un vuelo transatlántico y panamericano con un recorrido total de 43.820 km.

Éste, que fue su segundo gran viaje, fue sugerido por Benito Mussolini, quien veía la necesidad de promover un sentido de orgullo nacional entre la migración italiana, especialmente en las naciones anglosajonas de América del Norte.

El aviador proyectó una ruta que comenzaba por un cruce del Atlántico hacia Brasil, continuando con un lento tour de Sud América y desde allí volar hacia los EE.UU. y Canadá.

Como nave eligió un S-55 de la compañía S.I.A.I., que permitía tres tripulantes. Como compañeros eligió al Capitán Carlo Del Prete y al mecánico Sargento Vitale Zacchetti. La fabricación de su avión fue completada el 30 de enero de 1927 y fue bautizado como Santa María.

Este recorrido incluyó una breve escala en Montevideo. El 13 de marzo de 1927 llegó a la capital uruguaya proveniente de Buenos Aires y el 15 de marzo partió hacia Asunción, para continuar su vuelo sobre la floresta amazónica.



Pinedo relató la historia de este viaje en su libro “Mi vuelo a través del Atlántico y de las dos Américas”, publicado en Buenos Aires en 1928 por la editorial “El Bibliófilo”.

Allí Pinedo relata, entre otros detalles:
Visité las Instituciones y las Escuelas salesianas, que tienen una gran importancia en Sud América, donde envían expediciones al interior inexplorado, para convertir y educar a las tribus salvajes que aún anidan en las selvas.
Estas instituciones, fundadas por un gran bienhechor de la humanidad, el padre don Bosco, han alcanzado, en menos de medio siglo, un desarrollo y un poder extraordinarios y se han hecho beneméritas por haber substraído poco a poco de la vida bárbara y primitiva a los vástagos de los aborígenes.
La finalidad de estas escuelas es la educación física, intelectual y moral de los pequeños salvajes, para darles un cuerpo robusto, una conciencia católica e inspirarles sentimientos patrióticos. Conforme su desarrollo intelectual, son luego preparados para ser admitidos en la Academia de la República o para cubrir cargos públicos o para ejercer los diversos oficios de comerciantes, agrimensores, obreros, etc.
Muchos misioneros han encontrado, a veces, la tortura y la muerte, en el cumplimiento de esta sagrada misión, y la humanidad debe a estos apóstoles de la civilización un reconocimiento ilimitado, por su obra, altamente benéfica.
En el patio de la escuela estaban formados todos los niños, agitando banderitas italianas y cantando en coro el himno "Giovinezza": simpática y expresiva prueba de afecto y de fraternidad.
También tuvo tiempo para conocer las playas montevideanas:
A levante de Montevideo existen bellísimas playas, con gran movimiento de veraneantes en la estación estival, pero, estando a mediados de Marzo, podía decirse que el verano había terminado, y ya no quedaba allí casi nadie. En un breve intervalo, durante el cual pude substraerme a las cortesías del Comité, fui a visitarlas, acompañado por el Ministro de Italia, y pude así gustar el placer de encontrarme, por un momento, solo, sin sentirme obligado a recibir homenajes o pronunciar discursos.
Y pudo asimismo ultimar algunos preparativos para la continuación de su viaje:
El agregado aeronáutico y el hon. Capanni, nuestro óptimo amigo, tuvieron la amabilidad de venir a Montevideo, desde Buenos Aires, y nos fueron de gran ayuda en los preparativos para la travesía de las selvas brasileñas, ayuda consistente, en particular, en suministrarnos un medio de defensa contra los mosquitos que infestan los lugares que debíamos atravesar. Yo me preocupaba bastante de este peligro, por las serias consecuencias que habría podido tener, para la expedición, una eventual infección de malaria o de fiebre amarilla.
El 15 de Marzo, temprano, abandoné Montevideo, con viento Norte, es decir, contrario, bastante fuerte. La travesía del continente americano, preñada de incógnitas, tenía de este modo principio.

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