Propósito y Dedicatoria

Este blog es una especie de "colección virtual", ya que en realidad no tengo la mayoría de estas piezas filatélicas. Quiero dedicarlo a dos filatelistas que conocí hace años y que despertaron mi sensibilidad por este tema, aunque no al punto que me llevaran a coleccionarlo. El primero que nombro es el ya fallecido Juan Bosco Oberti (Paysandú 1935-Montevideo 2016), uruguayo, de quien pude ver en una exposición su colección que se titulaba más o menos como este blog. No lo recuerdo con precisión. El otro es Humberto Brumatti, argentino, que coleccionaba motivos uruguayos en la filatelia argentina y motivos argentinos en la filatelia uruguaya. Para ambos este modesto homenaje.

domingo, 10 de agosto de 2014

Cacique Abayubá (Ecuador, 1980)


País emisor: Ecuador
Fecha de emisión: 29 de abril de 1980
Motivo de la emisión: "Caciques indoamericanos"

Cuba también emitió un sello en el que aparece Abayubá.

Esta estampilla, parte de una larga serie, presenta un retrato de Abayubá, cacique charrúa, cuya historia relata el historiador uruguayo Francisco Bauzá, Historia de la dominación española en el Uruguay, escrita a comienzos del siglo XX.

Buscando referencias he encontrado en el blog Nación Charrùa este resumen de lo que relata Bauzá. He podido también dar una mirada a la Historia de la dominación... Bauzá hace un relato muy detallado, pero no cita fuentes documentales.

La Ilíada charrúa: la épica historia de Zapicán


POR: Martín Delgado Cultelli

En 1573 parten de España dos Galeones rumbo a la Gobernación del Paraguay. Las naves se llamaban “San Salvador” y “Concepción”. La expedición era encabezada por el  Adelantado Juan Ortiz de Zárate. Zárate ya había sido Gobernador del Paraguay (en aquella época no existía Buenos Aires ni la Gobernación del Plata) entre 1564 y 1568.

Esta vez había solicitado permiso al Rey para Conquistar la “Banda de los Charrúas” y extender los dominios de la corona hacía la costa atlántica. En noviembre de 1573 llega al Puerto de San Gabriel sobre el Río Uruguay cercano a la desembocadura del Río San Salvador. Zárate era conocido por su crueldad y por no permitir la menor queja de parte de su tripulación. Cuando arriban a costas uruguayas los agarra el [viento] pampero. Una feroz tormenta proveniente del suroeste casi los hace naufragar. Al llegar se adentran en la tierra en busca de alimentos. Allí se encuentran con los charrúas. La comunidad indígena se aproxima a los expedicionarios para conocer a tan misteriosos visitantes. Les trajeron agua, comida y madera a los desnortados españoles. Ayudaron a éstos a construir el fuerte de San Salvador sobre las costar del río de dicho nombre en las proximidades de la actual ciudad de Dolores. Pero un día todo cambió. Un soldado, harto de los maltratos de su oficial, escapa. El soldado se refugia en las tolderías del Cacique Zapicán. Al enterarse esto Ortiz de Zárate en persona con un grupo de soldados va a las tolderías charrúas. Zapicán les explica que el desertor pidió asilo y que estaba viviendo como charrúa. Pero el Adelantado quería castigar al desobediente y exigía que se lo entregaran. Zárate no entendió la costumbre charrúa de considerar como integrante de la comunidad a cualquier persona que pidiera asilo. El Conquistador se retiró, pero antes amenazó al Cacique y a toda su gente. Poco después los españoles secuestran al sobrino del Cacique, Abayubá.

Los españoles planeaban intercambiar a Abayubá por el desertor pero no entendieron que el soldado fugitivo ya era considerado como charrúa y nunca lo iban abandonar. El Consejo de Ancíanos de la toldería va en persona a parlamentar por la liberación del secuestrado. El Adelantado exige un tributo para la liberación y la entrega del fugitivo. Los charrúas pagan el tributo pero igual Abayubá sigue detenido. Así que por la noche y a escondidas liberan al sobrino de Zapicán y vuelven a la toldería. Mientras tanto el Cacique llama a todos los caciques de la zona. El honor de los charrúas había sido violado y eso exigía venganza. Zapicán era el Archicacique: bajo su mando había varios otros Caciques y había juntado más de 2000 guerreros para combatir a los españoles. Ortiz de Zárate, furioso por habérsele escapado su prisionero y por no haber recuperado a su desertor, decidió mandar a un contingente de hombres a darles un escarmiento a los charrúas. Los charrúas recibieron con una lluvia de flechas y piedras a los soldados, luego se les aproximaron y degollaron a los sobrevivientes. A los que huían los atrapaban con boleadoras y luego los degollaban. Dejaron escapar a uno para darle aviso al Adelantado. Zárate esta vez mandó un ejército grande, con arcabuces y armas de fuego (el primer contingente solo tenía espadas y lanzas). Zapicán había escondido a sus hombres en el monte que rodeaba al anterior campo de batalla. Cuando llegaron los españoles y vieron a sus compañeros muertos se asustaron y temblaban sus arcabuces. Justo ahí saltaron los charrúas y se desarrolló un cruel enfrentamiento. Los charrúas con lanzas, garrotes y rompe cabezas trataban de llegar al lado de los españoles y pelear cuerpo a cuerpo. Mientras tanto arqueros indígenas se escondían entre los árboles y desde ahí flechaban a los españoles. Un par de españoles se salvaron debido a que llegaron al Fuerte antes de que los pescaran los charrúas.  Un joven soldado español al cual le habían cortado la mano los charrúas en plena batalla fue el ultimo en rendirse. El soldado había quedado sin una mano, solo y defendiéndose nada más con una espada. Cuando los triunfantes indígenas vieron esto empezaron a gritar y en vez de matar al español lo abrazaron y lo llevaron a sus tolderías. Estos enfrentamientos son conocidos como la Batalla de San Salvador. Decían que el joven soldado tenía el espíritu del guerrero charrúa. Desde el Fuerte empezaron a oír los ruidos de tambores y entonces los vieron, el “Exercito Zapicano” de 2000 hombres bramando y haciendo temblar la tierra. En esta demostración de fuerza es que se nombran a los “atambores” y a las “trompas y bocinas” que eran los instrumentos musicales que usaban los charrúas para darse valor en la guerra. Durante varios días los malones de Zapicán azotaron al Fuerte. Durante varios días los españoles recibíeron continuas lluvias de flechas, durante varios días estuvieron acorralados. Al final sin comida y sin agua Ortiz de Zárate decide abandonar el Fuerte y dirigirse a una loczción más segura. Cuando huyeron los españoles los charrúas entraron al Fuerte y lo saquearon.

Juan Ortiz de Zárate y los sobrevivientes del poblado se dirigieron a la Isla Martín García. No se dieron cuenta que iniciaron una guerra de la que no podían huir. Todos los días indígenas en canoa iban hasta la isla a flechar a los desgraciados españoles. Ya había llegado el año 1574 y estaban en las peores condiciones imaginables. Zárate se dio cuenta que si seguía así la situación iban a perecer todos así que mandó un guaraní a la recientemente fundada ciudad de Santa Fe a solicitar ayuda. Juan de Garay había logrado doblegar a los indígenas del Paraná y fundar la ciudad de Santa Fe. Este era un experimentado conquistador que ya había combatido contra bastantes indígenas. Cuando se enteró de la situación de su colega salio inmediatamente con toda su caballería. Cuando llega al Uruguay se enfrenta con Zapicán en el San Gabriel. Esta era la primera vez que los indígenas veían a los caballos y cometieron el mismo error que cometieron todos los indígenas del continente. Pensaron que caballo y hombre eran la misma cosa y mataban a los caballos pero no a los soldados. Abayubá fue atravesado por la lanza de Garay, este fiero guerrero agarró la lanza y se la enterró más para quedar al lado del caballo y así morderlo. Zapicán cayó bajo los lanzazos de los expertos Caballeros de Garay. Este combate es conocido como la Batalla de San Gabriel y significó una dura derrota pera los charrúas.

Tras la victoria de Garay Ortiz de Zárate vuelve al derruido Fuerte de San Salvador y lo refunda. 6 años después Juan de Garay refundará la ciudad de Nuestra Señora de los Buenos Aires y logrará reducir a los bravos querandíes. Tras un leve tiempo de duelo que tuvieron los charrúas por la muerte de sus más grandes guerreros decidieron proseguir con las hostilidades hacía los españoles.

Esta vez no atacaban directamente al Fuerte sino que lo que hacían era matar a todo aquel que se alejara del Fuerte. Antiguamente los charrúas respetaban la integridad de sus prisioneros pero después de la muerte de Zapicán se instalo un odio y fanatismo profundo en ellos. Si capturaban a un español lo torturaban y muchas veces se los daban a los chanáes que eran expertos en la tortura. El cerco que tenían sobre San Salvador cada vez era más reducido y la vida de los colonos era más difícil. El 20 de julio de 1577 los españoles abandonan el Fuerte debido a la falta de alimentos y a la hostilidad de los charrúas. Los colonos serán trasladados a la Capital de la Gobernación, Asunción.

FUENTES:
ACOSTA Y LARA, Eduardo. “La Guerra de los Charrúas”. Editorial Cruz del Sur, 2010.
BAUZÁ, Francisco. “Historia de la Dominación Española en el Uruguay”

Monumento a Abayubá,
actualmente en el pueblo que lleva su nombre

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