Retrato de Alvear por Rondenay, en el cual está basado el diseño del sello. (Museo Histórico Nacional, Buenos Aires) |
Fecha de emisión: 1873
Catálogo Yvert & Tellier: 21
Catálogo Scott: 24
Carlos María de Alvear no es una figura simpática para los uruguayos y tampoco para muchos de los argentinos, entre quienes su actuación histórica sigue siendo discutida.
No obstante, es por varios motivos un personaje directamente relacionado a la historia del Uruguay (y también de Brasil, anotemos de paso).
1. La rendición de Montevideo en 1814
Después de la victoria naval de Guillermo Brown en el Combate de Montevideo (14-17 de mayo de 1814), Alvear asume como comandante del ejército que sitiaba a Montevideo, último bastión realista en el Río de la Plata. Negoció la entrega de la plaza y utilizando un ardid la obligó a rendirse a discreción el 20 de junio. Ese triunfo modificó sustancialmente la geografía de la revolución en el área del Río de la Plata en beneficio de los revolucionarios.
2. El enfrentamiento con Artigas
La victoria no dio todos los resultados positivos que se esperaban de ella por las crecientes disidencias del gobierno central con José Artigas, el líder de los revolucionarios orientales. Éste reclamó que Montevideo fuera entregada a los orientales.
Alvear llamó a Artigas a negociar la entrega, pero el caudillo oriental, desconfiando de sus intenciones, envió en su lugar a Fernando Otorgués, que acampó con su división a cierta distancia de la ciudad. Al día siguiente de la toma de la plaza, Alvear avanzó al frente de una división, iniciando tratativas con Otorgués mientras reunía otras fuerzas. Acusó a Otorgués de haber intentado sublevar a las tropas realistas en su contra y atacó en Las Piedras el campamento de Otorgués, cuyas tropas fueron completamente dispersadas.
Pronto regresó a Buenos Aires y fue ascendido a brigadier general. La Asamblea Constituyente, que estaba en receso casi permanente, declaró al ejército sitiador y a su jefe “beneméritos de la patria con grado heroico”. El gobierno envió parte de las fuerzas del sitio de Montevideo a unirse al Ejército del Norte, cuyo comandante era Rondeau, después de la renuncia de San Martín.
A las pocas semanas, Alvear fue enviado nuevamente a la Banda Oriental a aplastar la oposición armada de Artigas, dirigiendo una campaña compleja. Como parte de esta misión, Manuel Dorrego venció a Otorgués en la batalla de Marmarajá. Esta victoria, que pareció definitiva, significó su regreso a Buenos Aires. Pero Artigas y sus aliados continuaron su lucha.
A fines de ese año, Posadas lo nombró comandante del Ejército del Norte pero una revuelta de sus oficiales lo obligó a regresar a la capital.
3. Exilio en Montevideo
Después de un breve período como Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Alvear debió renunciar a su cargo y parte en exilio a Río de Janeiro.
Habiendo los portugueses invadido la Banda Oriental y capturado Montevideo, en mayo de 1818 Alvear se instaló en la actual capital uruguaya, desde donde tejió varias conspiraciones para recuperar el poder en Buenos Aires y realizó algunas incursiones que terminaron en el regreso al exilio montevideano. En 1822 regresa a Argentina tras siete años de exilio.
Con motivo del 175 aniversario de la Batalla de Ituzaingó, Uruguay emitió este sello el 17/12/2002 |
A mediados de 1826 es nombrado Comandante en Jefe del Ejército en el marco de la guerra entre las Provincias Unidas y el Imperio del Brasil. El 20 de febrero de 1827, su ejército logra la importante victoria de Ituzaingó, en territorio brasileño.
La guerra concluyó con la Convención Preliminar de Paz de 1828, que determinó el surgimiento del Estado Oriental del Uruguay como país independiente.
Nota sobre el retrato de Alvear.
La comparación del sello con el retrato que reproduce Wikipedia muestra claramente que el diseño de la estampilla se basó en la pintura que está en el Museo Histórico Nacional, Buenos Aires.
En algún sitio de internet ese retrato es atribuido a "Rondenay", sin más datos.
Podría tratarse de Michelle Rondenay, pintora formada en la Academia de Bellas Artes de París, que tuvo actuación en Buenos Aires, pintando en 1910 un mural en el Salón Dorado del Palacio San Martín. Recordando que el sello fue emitido en 1873, el retrato debería haber sido pintado en fecha anterior. No he encontrado más datos de M. Rondenay para verificar si al menos los tiempos coinciden.
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